domingo, noviembre 21, 2004

Antes de...despues

Se undió en su butaca como quien busca el abrazo de los almohadones en su propio sillon. La butaca a su lado estaba ocupada, sabía su nombre, conocía su rostro, su historia, pero tan poco podía decir de ella. Tanto para sentir. El, ante sus ojos, escritor, alguna vez músico, de sonrisa facil y conversación a flor de piel. Ella, ante su cuerpo, de ideales, de vida pura y acción en sus manos. La conversación es algo natural, no importa ya tanto tiempo sin verse, el café, las monedas y su pierna que juega bajo la mesa (los dos la ven), o tiembla? Ya no podría decirlo a estas horas. Fluye, la conversación camina, las diferencias la nutren, aquello que no esta, lo que no se dicen (con palabras) la hace tan atrapante. Risa, maní (porque maní?) y ese perfume, ese... como decirlo? estar ahí, ese día, ese mismo. No se acuerda? Canta? Ella o ella? Se ven en otros, pasan caminando, sentados juntos, tensos. Como explicar lo pasa entre ellos? Salen a caminar, es como si ya lo hubieran vivido todo: la calle, las risas, la confusión (ella no se acuerda?), la plaza, los dos...



(para ud doña Cel que me lo pedía...)

jueves, noviembre 11, 2004

Binomio Perfecto

títere de fuego
títere con fuego
fuego sobre títere
títere ante fuego
fuego bajo títere
títere bajo fuego
fuego en títere


Hace frío los jueves en Tegucigalpa, y los jueves son días de fiesta en la juguetería. Pero al títere no le gustan los jueves porque de chico aprendió que los títeres no pueden tener calor, por mas que esfuercen, a pesar de que cambien su ropa saben qe no pueden acercarse al fuego; la chimenea es un peligro para ellos. Mientras las muñecas se cuidan el pelo y bailan junto al calor, ellos juegan a pintarse la cara y disumular con una sonrsa el frío de su madera. Los soldaditos de plomo conocen el mito y se revelan contra la fiesta, por eso comparte estante.

viernes, noviembre 05, 2004

Era tan simple


Bastaba faltar a esa clase para poder darme cuenta que puedo volver a vivir un dia tranquilo, y...

Bastó que me enseñes que las palomas barruntan en cuatro por cautro para que te quedes todo el día en mi cerebro y quién sabe cuantas noches más cabeza...