Lo dijo mi cuaderno ( I )
Hoy escribo por inercia, por la costumbre de que mis ojos sigan una linea negra de letras en el papel. Se que asi le doy un respiro a mi cerebro, pero tambien se que las que nuca gananrán este juego son mis manos.
Pobres criaturas de dos en diez. Son las primeras en sufrir y probablemente nadie las reconozca realmente. Son las primeras en tocar el piso al caer, son las que se queman al preparar el mate y son las que se lastiman al cortar el pan. Evidentemente la cocina no es para ellas. Tampoco el arte, ellas lo hacen, pero como representantes del tacto no hay arte dedicadas a ellas. Una serie de sonidos que se entrelazan de manera sublime: oido. Los trazos sencibles en un lienzo, o las curvas de la arcilla en una figura probablemente imaginaria: vista. La pizca perfecta de especies y una cucharada del igrediente crucial: gusto y hasta olfato. Y que hablar de las palabras justas en la boca de un mago o de un vagabundo salvador...
Son partícipes sub-valuadas de toda obra maestra. Son testigos vivenciales de momentos y sentimientos materializados. Son el vehiculo de la belleza. Son las manos las que se sacrifican por el placer de los sentidos. Son las que sufren las grietas del tiempo, del calor, del color y la textura. Son quienes llevan adelante este pensamiento hecho palabras. Son las menos reconocidas y quizas las mas afortunadas. Son quienes acarician su mejilla antes que la boca sienta el beso. Son las que saludan una vida detras de una gran pansa. Son las que secan las lagrimas antes de que se pierdan en su cara. Son las que con un roce estremecen todo mi cuerpo. Son las que se aferran como tenasas al inmenso dedo creador. Son las que tiemblan cuando no queda mas que llorar. Son las que te abrasan cuando ya no queda mas por hablar.
(9-IX-03)
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