viernes, agosto 20, 2004

Lo dijo mi cuaderno ( II )

15 minutos de viaje en una ciudad como la mía bastan para varias vidas, vividas, soñadas o inventadas. En 15 minutos de calles que doblan pero no se cortan puedo haberte conocido ya varias veces, pero probablemente no debo haberte hablado en ninguna. Me basta un cuarto de hora para recorrer hasta el último laberinto que se formo en tu cabeza y para reinventarlo otras tantas veces.
Mi viaje se extiende a veinte y cada parada que pasa secretamente ruego que no me dejes y te bajes donde no me animo a caminar. Cada movimiento rápido de tu cabeza, cada vez que tus manos buscaban algo en tu mochila, bolsa, cartera; mi respiráción tomaba un ritmo incierto hasta que la duda se convertía en un recuerdo de la cuadra anterior.
Por mi cabeza ya pasaron quinientas frases para que por lo menos el vacío infinito del pasillo se cortara; pero en todas mi voz dudaba y te quedabas mirandome. En todas nuestras charlas ficticias yo me volvia vulnerable y ridículo, quiza por eso es que ninguna paso de la fantasía.
Tus ojos se fueron con un punto fijo del camino, señal feaciente que le quedan pocos segundos de vida a mi película de 15 minutos pero de décadas en mi cabeza.
En menos de un viaje quice desifrar qué escuchaba tu cabeza, porqué se movían tus manos y porqué no pude, por una vez, bajar una parada antes; para matarte en mi mente y conocerte en mi vida.
(21-X-03)