martes, marzo 29, 2005

Cómo vencer al insomnio

Hace unas semanas me encontre con una aclaracion en El Mar Azul que vino realmente bien porque pude disfrutar a la perfeccion el post, se volvio algo asi como placer a la vista y a la boca. Voy a hacer uso de su advertencia porque creo que sera mas que util para leer este post que viene de mano y cabeza de un gran amigo, que a mi entender tiene todas las credenciales para aparecer por esta pileta: lector ocacional o habitue, le sugiero que se prenda un pucho, se sirva un cafe o rompa su huevo de pascua (si milagrosamente ha llegado hasta hoy) porque este texto es mas largo de lo habitual en Pileta Libre y una posicion comoda sera unicamente benefisiosa para ud. Que lo disfrute, yo lo disfrute...
Tegusigalpa
Dios
Acabo de adoptar esa posición horizontal–boca arriba apropiada cuando uno anda desvelado en la cama, y que resulta casi perfecta para encontrar los aspectos ocultos de la vida. Estoy liberado en el azar viajero, y pienso: Qué tal si viniera Dios mismo (sí, acá, en persona) y me preguntara: “¿Y vos? ¿Qué hiciste para ganarte un lugar en mi reino?”. Primero, obviamente, me temblaría hasta el dedo gordo del pie al pensar que me llegó la hora, pero quizá se refiere a un reino acá abajo, y entonces algo me empuja a revisar mi corto pasado, pensando en la Pregunta.
No escribí un libro, no planté un árbol, no tuve hijos, no doné órganos, me caen mal los de Cáritas, y desde mi bautismo que no puedo evitar dormirme en misa. Pero… ahí está… acá lo encontré, esto es sin duda lo más lindo que sentí en la vida, y voy a decírselo, sí, inflo el pecho y voy, sí:
- Dios… me enamoré. Sí, una vez en la vida, y toqué el cielo con las manos. Y esa adrenalina constante sigue adentro mío: la amo, como el primer día, Dios, lo juro.
Antes de esta cita imaginaria con el Creador, nunca imaginé que Él podría esbozar tal cara de nada ante mis más profundos sentimientos. Y para peor, un segundo después estalla en una risa que lo hace vibrar, ríe como nadie (Ahora entiendo esas tormentas en las que parece que se cae el cielo. Es el muy puto que se está cagando de risa).
Y en cuestión de segundos la carcajada para. Igual que las lluvias torrenciales, cuando uno ya se acostumbró al agua que le sale hasta por los bolsillos, para. Y ahora Dios tiene una soberana cara de culo que me intimida, peor que su risa:
- ¿Y dónde está el mérito, nene? ¿Es bueno enamorarse?
Dios desapareció de mi mente de la misma manera en que apareció: fugazmente. Pero dejó en mí el eco de sus últimas palabras. Y yo sé por donde viene: no es del todo bueno el haberme enamorado de ella. La descubrí entre muchas, entre todas a las que alguna vez miré. Pero el amor que siento, lejos de alejarme de mis vicios mujeriegos, hizo que se me clavaran más. Ahora es cuando más que nunca siento que las quiero a todas, aunque eso sí, sólo en mi cabeza. Nada de “engaño real”.

Augusto
Sigo navegando en medio de la noche entre palabras, números, sonidos, olores. Hasta que me encuentro con un joven al que poco me cuesta reconocer. Es Augusto, la creación de Unamuno en Niebla, que charla con su amigo sobre su mala suerte en el amor. Me invita a la mesa, lo entiendo mejor que nadie:
- Yo estoy profundamente enamorado de Eugenia. Pero no sé desde entonces lo que me pasa: casi todas las mujeres que veo me parecen hermosuras, y desde que salí de casa me he enamorado ya de tres, digo no, de cuatro.
Su amigo le responde y me aclara todo:
- Eso es, querido Augusto, que tu repuesto de amor dormía inerte en tu alma, sin tener donde verterse; llegó Eugenia, te sacudió, y brotó el amor dormido que había dentro tuyo, y como es tan grande se extiende a todas partes. Los hombres con tanto amor se enamoran del abstracto, no de la particularidad.
Ya está, es eso. Ellos también desaparecen de mis pensamientos, pero por lo menos encontré la raíz del problema. Y, en mi caso, hasta tiene solución lógica: x es la perfección de la especie a; yo amo a x; por lo tanto, yo amo a la especie a.

Quiero teta
Llegando al punto en el que ya mis párpados se sienten cansados, se me ocurre un dato para que alguien alguna vez tome en cuenta, que apunta a responder por qué el hombre es, en el 90% de los casos, más sexópata y calentón que la mujer. Por empezar, no voy a tolerar a los escépticos que me digan que no es así, que yo a mi novio lo acorralo, ni nada de eso. Entiendo que hay excepciones (sino no hay ley), pero no las conozco.
El hombre se siente mas atraído a encamarse con el sexo opuesto por una sola causa: desde el día en que nace es alimentado por uno de los componentes que forman la trilogía erótica del sexo opuesto (léase culo, teta, concha). Teniendo en cuenta que las personas, por naturaleza, se sentirán atraídas por el sexo opuesto, deduzcamos que el prenderse a un pezón durante los primeros años de vida trauma al chico para siempre. Las nenas son alimentadas por alguien de su mismo sexo, por lo tanto no hay nada que se potencie en eso. Imaginemos qué pasaría si a las bebitas las alimentara el hombre con su... No, basta, no imaginen nada, a dormir.

Rascacielos